Nadie se impresiona mucho hoy en día con un motor de 2000 cm3 y 150 caballos (75 caballos por litro), incluso aunque sea diesel. Cuando apareció en 1930, el motor americano Continental A40 tenía 3300 cm3 y 40 caballos (12 caballos por litro) y fue un diseño revolucionario que ha influenciado enormemente en la aviación deportiva y ligera.
Este motor de gasolina tenía 4 cilindros horizontales opuestos dos a dos (en inglés, “flat four”), refrigerados por aire y con amplio uso de aleaciones ligeras en su construcción. El formato básico se ha utilizado en la mayor parte de los aviones deportivos occidentales hasta la fecha. De hecho, si Vd. ha volado alguna vez en una avioneta, lo más probable es que en el morro funcionara un heredero directo de ese motor.
¿Qué hacía especial al Continental A40? Una relación potencia/peso elevada, su relativa sencillez, un tamaño reducido y sobre todo la capacidad de desarrollo del diseño básico. Hasta entonces, los motores de los aviones ligeros eran rotativos o de cuatro cilindros en línea, pesados, poco potentes y poco fiables. El pequeño motor Continental rápidamente adquirió fiabilidad y mayor potencia.
En 1940 el continental A65 desarrollaba 65 caballos, con distinto cigüeñal y carburador. En 1948 apareció el C90 con 90 caballos. Finalmente, en 1958 apareció el O-200 de 100 caballos (30 por litro), que era el mismo motor con la designación estándar americana: la “O” por la configuración opuesta de los cilindros, y 200 la cilindrada en pulgadas cúbicas, es decir, los 3300 cm3 que tuvo desde el principio. Este motor sigue todavía fabricándose, más de 70 años después de que apareciera en su configuración básica.
A lo largo de tan dilatada historia, muchos aviones famosos -y otros no tanto- han sido propulsados por este motor. Cualquier aficionado sabe distinguir una Piper J-3 Cub, de las que se fabricaron a miles propulsadas por el Continental A65. La Cessna 150, que puede ser el primer avión ligero de concepción moderna, lleva el O-200. Entre los aviones menos comunes que llevan el motor está por ejemplo el diseño radical de Burt Rutan con alas en tándem: el Quickie.
Para mí hay un avión especialmente bonito, rápido y agradable de volar: la Jodel en la versión que se fabricó en Santander (España) a finales de los 50 y 60. Estos aviones de madera y tela llevaban motores Continental C-90 fabricados por Rolls-Royce, cosa que hacía a los dueños especialmente orgullosos. Todavía quedan algunas en vuelo.
Con el tiempo, Continental y otros fabricantes siguieron desarrollando la fórmula básica, que en realidad permitió el gran desarrollo de la aviación deportiva en los países occidentales. Bajo el capó del nuevo Lancair Columbia 400 hay un Continental TSIO-550 de 6 cilindros, 9 litros y más de 350 caballos. Las siglas corresponden a turbocomprimido, supercomprimido, inyección de combustible y opuesto. Pero esencialmente, es como un A40.
Juan Pablo Alonso