No creo que volar un triángulo de 500 kms sea una meta en sí. Con los veleros cada vez más avanzados que podemos volar es en cambio un eslabón más para efectuar triángulos ya interesantes a partir de los 750 kms. Que el lector no interprete mal. Tuve una gran satisfacción al cerrar mi primer “500”, pero quedé completamente convencido en aquel mismo momento del aterrizaje que se podía hacer mucho más. Mucho más, claro está con un tiempo mejor. La velocidad media de aquel día fue un desastre: 52 Km/h.
Me estuve preparando para este 500 desde el primer día que llegamos a Mora de Toledo. Volaba un Libelle Std. 201-B. No conociendo a fondo, volovelísticamente hablando, el Centro, no sabía que zona era la mejor para efectuar este triángulo.
Durante toda la primera quincena de Julio la atmósfera estaba prácticamente estancada, sin una nube y con el anticiclón al oeste de la península y el viento relativamente flojo siempre del suroeste. La inversión era notoria y empezó la última semana de Junio después de un tiempo fenomenal con nubes por doquier con bases de nube a 2.400 m. Ahora, sin embargo, nos tocaba volar sin nubes y los pocos cumulitos que llegaron a formarse no daban buenas ascendencias.
Pensando que el primer 500 sería de larga duración prefería efectuar el tercer y último tramo con viento en cola para asegurar la llegada. Así pues mis primeros vuelos de “exploración” fueron idas y vueltas de 300 Km.
Dia 2 julio, Mora – Mahora (Albacete) – Mora: 356 Km.
No conociendo las llegadas a Mora por ser el primer día y con viento en contra a la vuelta, tenía altura suficiente en Villacañas (1600 m.) para llegar, pero la ancha y relativamente alta ladera de Mora me cortaba el planeo final. Tuve que tomar tierra a 10 Kms de la pista, después de volar media hora en una laderilla de 100 m a las 8h30 de la tarde haciendo llamadas por radio al avión remolcador para determinar el lugar exacto donde estaba ya que no había ninguna carretera principal por aquella zona. La recuperación fue larga y nos acostábamos a las 2h30 de la madrugada sin cenar.
Día 5 de julio, Mora – Trujillo – Mora: 320 Km.
Salí tarde exprofeso para volar estos 160 Km contra el viento en lo mejor del día. Fue un vuelo bonito sin ninguna dificultad permitiendo conocer la orografía de aquella zona oeste. Llegué hasta el Monasterio de Guadalupe y la vuelta fue divertida con un planeo final de más de 80 kms y con McCready calado a 1 m/s.
Día 6 julio, Mora – Villaviciosa de Córdoba – Mora: 310 km.
Quise adentrarme hacia el suroeste en la Sierra y me gustó el vuelo de ida con viento de frente. Notaba que cada día la atmósfera iba estancándose más y más y especialmente el aire hacia el sur no se renovaba en absoluto. Dada 50 Km que penetraba en dirección a Córdoba el techo bajaba 200 o 300 metros. En San Benito donde decidí dar media vuelta solo tenía un precario 1.400 m que sobre aquel inhóspito terreno del Valle de Alcudia era menos. Muy desierto era aquella región de Almadén y poco recomendable para una toma fuera de campo ¡La vuelta fue nuevamente una “gozada”! Recorrí los 155 km en 1h20′ a 115 km/h.
Día 7 julio, Mora – Casas de S. Fernando – Mora: 250 km.
Fue una ida y vuelta un poco más lejos de San Clemente con poco techo. Por la tarde se desencadenó onda a 4/5.000 m y quise aprovechar estas buenas condiciones pero al llegar otra vez a Mora ya había desaparecido.
Siendo toda la parte norte de Mora prohibida para el vuelo a vela con el TMA de Madrid y la Zona Militar 55, la sección sur la tenía pues bastante bien explorada excepto la zona de Despeñaperros, punto de viraje del ida y vuelta de los pilotos de Mora para el “C” de Oro.
Mientras tanto, Pedro Guil efectuó en Pirat el ida y vuelta a La Carolina en 5 horas encontrando buenas condiciones. José Luis Hernández hizo un intento de 500 km hacia Cáceres encontrando malas ascendencias por los arrozales de Trujillo, mismas condiciones que cuando penetré hacia Almadén. El tiempo estaba estancado con tendencia a empeorar. Techos de 1.600 m con puntas de 2.000 m era lo máximo que se podía esperar.
El viento relativamente flojo (5/10 kts) siempre del tercer cuadrante. Ningún apoyo en nube. Decidí pues efectuar el 8 de julio el triángulo de 520 km. Mora – Mahora – La Carolina – Mora. La idea era llegar relativamente pronto al primer punto de viraje (máximo a las 15h00) con el viento de lado pero un poco a favor, atacar el segundo y largo tramo (190 km) con viento de lado que siempre es mejor que de frente.
Día 8 de julio
Despegué temprano, a las 11h10, encontrando térmica de 1 a 1 1/2 m/s hasta 1.200 m a la vertical del campo coincidiendo con los primeros indicios de nube (que finalmente no llegaron a formarse) y presagiando haber acertado el día para tan largo triángulo.
El viento, más fuerte de lo deseado, me desviaba hacía el Este y sin darme cuenta me encontré a 400 m, fuera de la ruta, en Temblque con pocas esperanzas de poderme aguantar. A las primeras horas hay que ser conservador ya las térmicas son pocas, flojas y malas. Un inesperado fuego de matas de un buen labrador manchego me llevó rápidamente a 1.300 m (el olor a humo dentro de la cabina fragancia de las plantas exóticas del Caribe) y empezar a trabajar hacia Mahora.
Hasta San Clemente volaba entre 1.200 y 700 mts con lentitud pues la térmica media no superaba el 0,75 m/s. A partir del Canal del trasvase Tajo/Segura, hacia las 13h30, las cosas empezaron a ponerse mejor subiendo a 2.500 m. (la mejor altura del día) y llegando al primer punto de viraje a las 14h30 con 1.600 m. En el segundo tramo ladeé Albacete por el Norte, pasando al Sur de La Gineta. El viento de cara frenaba mi vuelo y con resignación enfrenté aquellos 190 km de terreno desconocido para mi hacia La Carolina.
Volé con puntas de 1.600 m, algunas veces hasta 1.800 m, llegando a los 1.000 y bastantes veces a 800 m y menos. El McCready lo ponía a +1 y +1 1/2 m/s. La navegación fue sin problemas con los pueblos fáciles de reconocer. Únicamente los 60 kms antes de La Carolina fueron difíciles ya que hacía falta asegurar pues era serranía salvaje sin ninguna posibilidad de aterrizar.
Hice la foto de La Carolina a las 18h15 con 1.200 m en el altímetro y rápidamente empecé el tercer tramo. Pasando Despeñaperros a 700 mts cogí mi última y buena térmica me que llevó a 1.600 m antes de Sta. Cruz de Mudela. Era tarde y empezaban ya a desvanecerse las esperanzas de llegar a mi meta. Intentando aprovechar la restitución del final del día decidí volar lo más alto posible evitando bajar sin olvidar, claro está, de avanzar. Pasé por el oeste de Valdepeñas y Manzanares y a la vertical de Daimiel tenía 1.000 m habiendo encontrado poquísimas ascendencias de 0 y 1/2 m/s.
Enfrente: Los Ojos del Guadiana, La Sierra de la Virgen. Mal! Llegué a Villarubia de los Ojos con 700 m y llamé por radio a Mora dando situación por si tuviera que aterrizar. Nadie contestó. Ladeé esta pequeña sierra hacia el este evitando sotaventos, y en Las Labores un 0 m/s milagroso volvió a darme ánimos. Resultó ser una termiquilla de 0,5 y a veces 0,75 m/s. que me llevó muy suavemente a la vertical de Puerto Lápice a 1.200 m.
El calculador de llegada me indicaba que tenía del oeste necesitaba 1.600 m desde aquel mismo punto para llegar a Mora. No teniendo nada más continué hacia Consuegra donde me hacían falta 900 m para el planeo final. Llegué con 620 m y no había absolutamente nada! No tenía más remedio que continuar y la ladera de Mora empezó a obsesionarme pues con la mala experiencia del otro día no quería volver a cometer el mismo error.
Me dirigí pues al paso donde la ladera se quiebra y deja pasar la carretera Consuegra-Mora. El sol en el mismo horizonte y en frente no me ayudaba pues la visibilidad era muy mala. Pasé por la derecha de la carretera pudiendo encontrar apoyo orográfico al paso de la ladera y llegué justo a la cabecera de pista de Mora sin sacar frenos. Lo conseguí! Eran las 21h.05′.
Ángel ANGLADA