Hojeando el dossier donde guardo almacenadas las memorias de mis andanzas me acabo de topar con un certificado expedido por F.E.N.D.A. que reza:
“Don José María O’Connor Valdivieso Secretario General de FENDA de la que es Presidente Don J.L.Aresti…..
Certifico: Que en el libro de Actas de esta Federación correspondiente a la nº 2/69, celebrada en Madrid el 23 de Julio de 1969, consta en su punto 3. la homologación por esta Federación Nacional, del siguiente récord:
Vuelo sin Motor: Monoplazas
Récord Nacional Altura Absoluta = 7.500 QNH
Día del récord= 27 de Diciembre de 1968
Localidad = La Llagonne (Francia)
Deportista = D. Antonio Agramont Cruañas
Tipo de Velero = Bijave
Y para que conste a petición del interesado……Veinte de Octubre de 1969.”
Justamente el día 24 de Noviembre del mismo año (un mes antes), había conseguido alcanzar los 7.200 metros en una prueba que tenia por objeto realizar la distancia para la obtención del “C” de plata. Esta prueba siempre ha sido reconocida como única por su divulgación en un artículo que apareció en la revista AVION. Pero mi verdadero récord aconteció un mes mas tarde.
En mi primera prueba conseguí una ganancia neta de 4.000 metros. No solamente no era mi objetivo batir ningún récord sino que con mis 200 horas no se me había ocurrido pensar en tal posibilidad. Fueron mis compañeros de aquel entonces que activaron el gusanillo de la ambición que debía llevar oculto en alguna parte de mi mente.
Llegó Navidad. Recuerdo que el 26 de Diciembre estaba paseando por el Parque Zoológico de Barcelona cuando vi unas hermosas lenticulares que se alargaban ya débiles sobre el cielo de mi ciudad. A las tres de la tarde emprendía veloz carrera hacia el puerto de la Quillane sin saber que iba a batir Mi Auténtico Récord. Un récord de altura no es considerado como tal si no hay una ganancia neta de “al menos” 5.000 metros sobre el punto de suelta.
Llegado al altipuerto de La Quillane el tiempo era infernal. Un frío espantoso, El viento del N NW no cesaba de aullar, tenía sus puntas mínimas en 60 kilómetros hora. Las pistas estaban heladas. Mas aptas para el patinaje artístico que para despegues.
Al día siguiente, 27 desplazamos el material a la cabecera sur. Fue necesario sujetar los veleros por ambas alas y llevar instalado un “piloto” dentro de la cabina aguantando las gobiernas.
A mi me correspondió despegar a las 12.30 del mediodía. Los vuelos anteriores no habían conseguido su objetivo.
En altura el viento era de 80 kilómetros hora lo que por efecto de venturi provocaba unos rotores en el sotavento del la cadena del Carlit extremadamente violentos. La temperatura en pista era de 12 grados bajo cero. Personalmente no me había enfrentado con una situación extrema como la que estaba viviendo. Lo correcto habría sido: Despegar, ganar altura sobre vertical de campo y una vez conseguidos 6-700 metros avanzar hacia el Carlit. Pero los pilotos remolcadores bajaban algo pálidos por los palizones recibidos en sus anteriores remolques. El propio Gerard Pic se puso a pilotar la avioneta para reemplazarlos.
Despegamos. En 70 metros escasos ya estábamos en el aire. La fuerza de la turbulencia se notaba en los mandos. Por sorpresa mía vi que “mi tractor” se dirigía directamente a Las vertientes del Roc d’Aude.
Seguramente su intención era engancharse en el rotor que por aquella parte era positivo, pero no lo consiguió. Nada menos que penetró en el rotor por su parte mas negativa y turbulenta. Debíamos estar a unos 700 metros de altura con respecto al aeródromo situado a 1850 mts.
De pronto: !Zass¡ un hachazo del remolcador. Se hundía como una piedra. Yo a mi vez saco aerofrenos para poder seguirle. Apenas podía maniobrar enfundado en un traje de plumón antifrio, El cilindro de oxigeno bajo mi brazo derecho que precisamente era quien mantenía la palanca…Como podía.
!Plass¡ esta vez el remolque se eleva como un cohete. Entro aerofrenos e intento ponerme en línea. Creo que esta situación duró escasos segundos. Otra hachazo. !Zass¡ acompañado de sonido seco pero inequívoco: Se acababa de romper el cable de remolque. Mientras se me acercaba ondulante lo que quedaba de cable. Vi a la avioneta alejarse en vertiginoso picado.
Mi cerebro reaccionó y “tomo el mando” adelantándose a mis razonamientos. Me dirigió hacia el contrafuerte del Roc d’Aude pues allí es donde se “debía subir”.
Mi variómetro señalaba un siete negativo que me sacaba los ojos de órbita cosa que yo aprovechaba para no perder de vista una pequeña peninsulita que forma un entrante del pantano de Matemale. Si fallaba mi intención, tenia el recurso de intentar aterrizar en el “portaaviones”. De pronto veo subir el variómetro cuando tenia las pistas de esquí de Les Angles a unos 300 metros frente a mi. + 5 mts/seg. !Estaba salvado¡.
Para que el lector se de cuenta de como transcurrió la aventura le propongo echar unos números. 7.500 mts QNH altura alcanzada – 5.100 mts ganancia de altura neta = Altura de recuperación o sea 2.400 metros. Creo que perdí unos 350 metros hasta no conseguí el +5 mts/seg. Al conseguir estabilizarme me encontraba a 550 metros con respecto a la altura del campo y a varios kilómetros lejos. De no haberme enganchado es seguro que habría tenido que tomar fuera de campo.
Estuve un buen rato viendo desfilar a los esquiadores frente a mi. Naturalmente guardando una “respetuosa” distancia. Luego los perdí de vista. El variómetro continuaba a +5 mts/seg. Como que adopté la táctica de avanzar, avanzar…
El traspaso de rotor a onda apenas se notó salvo en que el variómetro ya indicaba valores mas bajos. Pronto deje al Carlit bajo mis pies. El frío era verdaderamente atroz. Si en cabecera estábamos a -12º …..!!!Brrrr¡¡ no lo quería ni calcular.
Esta vez ya con mas experiencia exploté la ascendencia hasta estrujarle la última gota. El altímetro se bloqueó a 7000 metros pero yo sabía que estaba mas alto. Los aviones de línea que se dirigían a aterrizar al Prat pasaban bastante mas bajos.
Si no se hubiese producido aquel error táctico, me habrían remolcado hasta mil o 1.500 mts y no habría conseguido la ganancia básica para la homologación.
He conservado este récord durante algo mas de 20 años. Últimamente leí en las memorias de Miguel Taulér un funcionario jubilado de la Subsecretaria de Aviación Civil de aquel tiempo que otro español ha superado mi marca en 500 metros mas en los EEUU. Su altura total fue 8.000 metros. ¡enhorabuena!
Antonio Agramont