El 8 de mayo del año 1975 un grupo de locales vuelve a revivir los ideales de los socios primigenios del Huesca Aero Club, iniciando en el aeródromo de Castejón de Monegros las actividades de la sección de vuelo sin motor del Aeroclub de aquella localidad.
Aquel interés nace de Pedro Toquero, un entusiasta zaragozano que, fuera ya de la disciplina de las escuelas oficiales acudía a volar a los aeroclubes de Mora de Toledo e Igualada. Toquero, que desde el principio persiguió el objetivo de fundar el primer aeroclub de vuelo sin motor de Aragón de posguerra y que se le permitiese operar en las instalaciones de la Escuela de Monflorite (Huesca), tuvo que realizar innumerables gestiones. Aquello no era fácil, la Escuela tenía la rigidez de toda institución pública y sus instructores eran en su gran mayoría reacios, ya que para ellos la actividad adicional que supondría no iba representar más que problemas y, sobre todo, más trabajo.
José Luís Yarza, jefe de vuelos de la Escuela de Monflorite, había recibido ya muchas solicitudes por parte de Toquero para que se les autorizase a utilizar las instalaciones. Ante su perseverancia y decidido a dar salida a sus inquietudes, decidió contactar con Juan José Usero, un antiguo piloto de complemento compañero suyo, para proponerle se pusiese en contacto con Toquero y constituyesen el que llamarían Aeroclub Nimbus de Vuelo a Vela. Yarza, que tenía plena confianza en Usero, ponía la condición de la presencia de éste para que se pudiese realizar la actividad. En esas condiciones, se comprometía a descargar en Usero su responsabilidad como Jefe de Vuelos, y de ese modo satisfacer el requisito fundamental de disponer de un responsable. Aquel “pacto entre caballeros” posibilitó la inmediata constitución del Aeroclub y el inicio de la actividad. Desde entonces, el comandante Celso Juberías, director de la Escuela, siempre les decía “habéis metido un pie, no lo saquéis o la puerta se cerrará”.
Aquellos inicios fueron muy duros, los instructores oficiales no ponían dificultades para el desarrollo de su actividad, pero tampoco daban facilidades. Los socios del nuevo aeroclub no tenían autorización para guardar el material en los hangares de la Escuela ni tampoco para utilizar los servicios de la misma. Por esa razón enseguida se hicieron tradicionales las largas sobremesas al pie de las carrascas, convenientemente aislados de la escasa vida que presentaba la Escuela durante los fines de semana. Únicamente José Luís Yarza colaboraba en ocasiones, desplazándose algunos domingos hasta la instalaciones de la Escuela.
Paralelamente a estas gestiones, Jesús Escó, otro de los socios fundadores, adquiere una Bellanca Citabria y llega a un acuerdo con el Aeroclub para que éste aparato se convierta en su primer avión remolcador. Con aquel avión, más un planeador biplaza tipo Blanik que cedió la Federación Nacional de los Deportes Aéreos (FENDA), se iniciaron las actividades del Aeroclub Nimbus en junio de 1977. Los primeros años fueron muy complicados ya que toda la actividad pasaba por la presencia en el terreno de Juan José Usero y de Pedro Toquero, ya que ambos eran los únicos que podían hacer las funciones de piloto remolcador y la de instructor.
Poco a poco se fueron añadiendo nuevas incorporaciones, entre ellas los miembros del “grupo de Alerre” Vicente de Antonio, Eliseo Rivas, Julián Sevillano Gayán, Antonio Panzano y Jaime Julve Pérez, que aún sin abandonar su afición por la construcción de aviones, también comenzaron a volar en los primeros planeadores del Aeroclub. El Aeroclub Nimbus contó durante sus primeros veinte años con unos cincuenta asociados, provenientes en su mayor parte de Huesca y Zaragoza. Poco después de iniciar su actividad recibieron de la Dirección General de Aviación Civil la autorización para constituir su propia escuela de formación de pilotos, autorización se vería potenciada con la de formación de pilotos privados de avión en el año 2001.
Como miembro de la FENDA, al aeroclub se le cede el uso de parte del material proveniente de la disuelta PAU (Promoción Aérea Universitaria), hasta que finalmente dicho material terminará siendo vendido a estos mismos clubes mediante cantidades simbólicas. Además de ello, la propia Escuela de Huesca facilitaba el uso del material que ya no utilizaba.
De este modo, el Aeroclub Nimbus pudo volar durante sus primeros años aviones de los tipos Bergfalke, Blanik, Spatz, Swallow y Pirat, que si bien no constituían un material moderno, colaboraron de manera fundamental en su desarrollo.
A pesar de sus limitados medios, su progresión fue constante. Gracias al esfuerzo e ilusión de sus fundadores, de su escuela empezaron a salir nuevos pilotos que además, en algunos casos, continuaron progresando saltando por primera vez la limitación que durante muchas décadas vino marcada por la política de la Escuela oficial. En los últimos años del pasado siglo ya era habitual volar sin motor los relieves de la Sierra de Guara e incluso el Pirineo. Al fin se había cumplido el sueño perseguido por los pioneros del Huesca Aero Club cuando en el año 1933 construyeron el “Osca”.
En el verano del año 1987, de la mano del piloto catalán Angel Anglada, un grupo de pilotos franceses de la vertiente norte de los Pirineos, entre los que se encontraban Alain Blanchard, Noël Bravo, Gerard Lherm y René Delmas, visitó las instalaciones de la Escuela de Huesca para comenzar a explorar de la mano de los socios del Nimbus la vertiente sur del Pirineo, –“le bon coté”, dicen ellos-, la vertiente soleada. Aquella estancia de hace ahora un cuarto de siglo en Monflorite no hizo más que despertar su deseo de volar en nuestras laderas y fue el germen de una colaboración que los años han potenciado y consolidado.
En 1988 se iniciaría otra de las facetas en las que más ha destacado el Aeroclub Nimbus: la organización de eventos deportivos. Aquel año se celebraba la vigésima edición del campeonato de España. “Es la primera vez” -comentaba el entonces director de la Escuela, José Manuel Lega- “que se realiza un campeonato nacional en Monflorite. Si podemos traerlo a tierras altoaragonesas es gracias al empuje e ilusión del Aeroclub Nimbus”. Como otra de las primeras muestras de la colaboración alcanzada con los pilotos franceses no podemos dejar de citar la reunión que se produjo el 29 de junio de 1989 en Santa Cilia de Jaca. En aquella reunión, en la que participaron no menos de treinta personas, se encontraban: Cristian Sánchez y Fernando Villuendas por el Aeroclub Nimbus, Noël Bravo por los aficionados franceses, Alfonso Atienza por la Dirección General de Aviación Civil, un grupo de empresarios de hostelería de la Jacetania y José Lalana, alcalde de Santa Cilia. Entre todos gestarían lo que nueve años después cristalizaría en el aeródromo de Santa Cilia-Los Pirineos.
La llegada de SENASA en noviembre de 1992, como nuevo gestor de la Escuela de Vuelo sin Motor de Huesca, resultó en un cambio trascendental para la misma. Además, dado que los úlimos instructores de la anterior época no llegaron a integrarse en la nueva estructura, se daba la circunstancia de que durante el primer año no disponían de personal técnico y ni tan siquiera de la capacidad legal para iniciar la tarea que tenían encomendada. Ante esa situación, el Aeroclub Nimbus aportaría una importante colaboración durante aquella transición, poniendo a disposición del nuevo gestor del aeródromo su experiencia y sus instructores, tanto de manera amateur, como en algún otro caso, también profesionalmente.
Como continuación del aspecto deportivo, el Nimbus colaboró activamente con la Federación Aeronáutica Española como organizador de los campeonatos de España de los años 1988 y 1991. En el año 1998, volvió a organizar el Campeonato Nacional con motivo de la inauguración del Aeródromo de Santa Cilia de Jaca, lugar en el que volvería a repetir en el año 2001. En cuanto a los resultados, hay que destacar las medallas de oro de Pedro Toquero Josa en 1978 y 1979, Ernesto Tomás en el año 1991, Javier Castrillón en 2007 y especialmente las de Pedro Toquero Vicente, que obtuvo el título de campeón de España en seis ocasiones.
A partir del año 2000, el Aeroclub Nimbus reanuda una estrecha colaboración con los aeroclubes de la vertiente francesa del Pirineo, llevando a término distintos proyectos de cooperación trasfronteriza apoyados por la Unión Europea. Como resultado de éstos, se dio un nuevo impulso a los lazos entre los pilotos de ambas vertientes, que hoy vienen a volar con regularidad en los aeródromos de Santa Cilia de Jaca y Alp (La Cerdanya).
El esfuerzo divulgativo realizado por el Aeroclub Nimbus a partir del año 2000, se plasma en la firma de convenios de colaboración con el Concejo oscense, la Diputación Provincial y la Universidad de Zaragoza, que han perseguido el dar a conocer el deporte de vuelo sin motor entre distintos colectivos sociales (escolares, universitarios, tercera edad y discapacitados). Dentro de la colaboración con los clubes de la vertiente norte del Pirineo, se organizaron actividades para la promoción del vuelo entre los estudiantes de ambos países y para profundizar en las técnicas de vuelo en montaña para nuestros pilotos. En dos ocasiones se realizaron actividades destinadas a la promoción del vuelo a vela hacia la mujer.
El fuerte aumento de la actividad, derivado de un incremento proporcional de su masa social, posibilitó una renovación total de la ya muy anticuada flota de planeadores que llevó a poder prescindir del material ya obsoleto que cedían las instituciones. En el año 2005 el aeroclub llegaría a los ciento treinta socios, provenientes no solo de Aragón sino también de las comunidades limítrofes e incluso extranjeros. Aquel mismo año se realizaron un total de dos mil quinientas horas de vuelo, que les situarían como el segundo aeroclub más activo del país (incluyendo los que sólo tienen actividad de vuelo con motor) y duplicando además el volumen de actividad medio durante los setenta años de vida de la Escuela.
Desde el año 2004 se realizan actividades del Aeroclub sobre el macizo de los Alpes en una salida anual que ya se ha convertido en tradición. Lugares míticos como Saint Auban, Chamonix, Sisteron, el Parcour des Combatants, la Meije, el macizo del MontBlanc, mont Viso, Blayel, la Maloup, col de Cabre, le lac de Serre Ponçon, Barcelonette, o el pic de Bure han dejado de ser desconocidos para nuestros pilotos.
La colaboración del Aeroclub Nimbus con la Universidad de Zaragoza fructificaría en lo que fue la primera incursión de la formación aeronáutica en el ámbito universitario español, incluyendo el vuelo sin motor como una asignatura de libre elección dentro de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Ello propició un reconocimiento por la Federación Aeronáutica Internacional, que en la asamblea anual del año 2005 celebrada en Santiago de Chile decidió conceder al Aeroclub Nimbus el “Diploma de honor de grupo”. Este es el texto que figura en los archivos de la FAI:
“El Aeroclub Nimbus, fue fundado en el año 1975 como resultado de la ilusión de entusiastas aragoneses. Aunque durante sus inicios desarrolló su actividad en el aeródromo de Castejón de Monegros, muy pronto trasladó su actividad a las instalaciones de la Escuela de Vuelo sin Motor de Huesca. Durante todo este tiempo el Aeroclub ha trabajado coordinadamente con los distintos gestores que tuvo la Escuela, desde su fundación por el Ejército del Aire en el año 1940, hasta su conversión en aeropuerto comercial integrado dentro de la red de AENA. Después de la marcha de SENASA en el año 2004, los socios del Aeroclub Nimbus se convierten en los últimos herederos de los esfuerzos de un grupo de entusiastas oscenses de los años treinta. La escuela del Aeroclub Nimbus ha formado alrededor de doscientos pilotos acumulando veinte mil horas de vuelo, trece mil de ellas en los diez últimos años. El aeroclub ha sido especialmente reconocido por su colaboración en los proyectos transfronterizos con sus vecinos de la vertiente norte de los Pirineos y por la integración de la formación del vuelo a vela dentro de la Universidad de Zaragoza para la promoción del vuelo sin motor en la región pirenaica. En los últimos años el Aeroclub Nimbus ha asumido la responsabilidad de tratar de mantener la actividad deportiva dentro del aeropuerto Huesca-Pirineos”.
Al finalizar el verano del año 2005, AENA solicitó al Aeroclub Nimbus que trasladase su actividad de manera temporal al aeródromo de Santa Cilia de Jaca al objeto de facilitar los trabajos del nuevo campo de vuelos.
En abril del 2006, con el movimiento de tierras prácticamente finalizado, el aeroclub -ya como único operador de vuelo sin motor-, vuelve a volar desde el nuevo aeropuerto. En junio de aquel mismo año, y de nuevo por encargo de la Real Federación Aeronáutica Española, el Aeroclub Nimbus vuelve a asumir la organización del Campeonato Nacional de Vuelo a Vela. Aquel campeonato, que con toda probabilidad será el último en organizarse en esas instalaciones, fue una prueba de fuego que demostró las limitaciones de la pista deportiva. Sólo el hecho de que la pista comercial no se encontrase todavía operativa posibilitó el uso de la totalidad de la superficie de la pista tal y como se encontraba todavía oficialmente definida.
Pocos meses después, la reapertura de las instalaciones viene acompañada de una drástica reducción del espacio destinado al vuelo sin motor muy por debajo del estipulado por la normativa vigente. La reducción de las garantías de seguridad ocasionó un rápido descenso de la actividad de vuelo a vela del Aeroclub que en solo tres años se vió reducida a unos niveles testimoniales que están muy lejos de posibilitar su viabilidad económica. Ya desde el primer momento se demuestra imposible el cumplimiento de los convenios firmados con las instituciones locales. Las realidades derivadas de las estrictas normativas de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) que aplica AENA para el movimiento de aeronaves y pilotos por el interior del recinto, que además se aplican con el máximo rigor, perjudican permanentemente y hasta el extremo a la actividad deportiva. A estas dificultades, derivadas todas del diseño del campo de vuelos, hay que añadir distintos defectos de obra que ocasionan accidentes e incidentes que ponen de manifiesto la falta de seguridad y en suma, hacen que los deportistas pierdan toda ilusión por practicar el deporte.
Esta situación ha llevado al club a una pérdida de un treinta por ciento de su masa social en los últimos años. Pero a pesar de las dificultades para la práctica del vuelo sin motor en el aeropuerto de Huesca, el Aeroclub Nimbus continua vivo intentando mantener una actividad ya centenaria en nuestra ciudad.
Los veranos traslada su actividad al aeródromo de Santa Cilia de Jaca, lugar desde el que algunos de sus socios realizan vuelos a lo largo de todo el Pirineo central. Como continuación de la labor de colaboración con los pilotos franceses iniciada hace ya un par de décadas.
En el año 2010, el Aeroclub Nimbus se convierte en uno de los trece miembros de “Spirale”, una joven asociación que reúne a los gestores de las distintas plataformas aeronáutico-deportivas de las dos vertientes del Pirineo y cuya sede, como clara muestra de una voluntad de futuro se establece en Bolea (Huesca). Entre sus objetivos, la potenciación del vuelo a vela del Pirineo como una alternativa al saturado macizo alpino bajo una imagen de marca común.