La mayor parte de las personas tienen contacto con la aviación a través de dos fuentes. La primera viene de los medios de comunicación (prensa, televisión, cine…), que preferentemente muestran catástrofes y accidentes aéreos, o si no, arriesgadas proezas. De aquí la mayoría de las personas saca la conclusión de que volar es peligroso, o que si no lo es desde luego da miedo y está relacionado con el riesgo.
La segunda es su experiencia personal de vuelo, que normalmente consiste en algunos viajes en la aviación comercial. De aquí, las personas obtienen una impresión puede que más positiva en cuanto a seguridad, algunas veces grandes molestias (retrasos, pérdidas de equipaje…) y sobre todo la idea del tamaño de los aviones. Un avión de tamaño medio es un Airbus 320, uno pequeño es un ATR 72. Y éste último es “arcaico”: tiene hélices.
Con esta concepción de la aviación, muchas personas ven una invitación a probar la aviación deportiva con franca desconfianza. Enséñeles una avioneta, incluso una reluciente, y la verán como muy pequeña y poco segura. Si les enseña un ULM, muchas personas lo verán como algo mucho más frágil e inseguro todavía. Si se trata de un velero, el espanto llega al colmo, porque ¡ni siquiera tiene motor!
Las referencias negativas pueden además ser reforzadas por una conducta equivocada del piloto, que en su afán de impresionar con unas cuantas maniobras bruscas, puede hacerle pasar un mal rato al pasajero. Es por tanto fundamental tratar a los pasajeros con delicadeza, e intentar “ganarlos” para la aviación con una actitud profesional, proporcionar información y no asustarlos. Además, tan importante es hacer amigos de la aviación como no hacer enemigos: puede que no consiga una “conversión” (a veces sí), pero es fundamental no generar rechazo.
A continuación se intenta sistematizar cómo manejar a los pasajeros en la aviación deportiva, especialmente si es la primera vez que la prueban.
1) La preparación del vuelo
· Escoja un día adecuado y un momento adecuado: una mala visibilidad o condiciones turbulentas pueden resultar muy desagradables. Si a pesar de todo quieren salir a volar, recuérdeles que posiblemente las condiciones no serán ideales.
· Suministre información de manera positiva: por ejemplo, que los aviones son revisados cuidadosamente cada 50 horas por un experto y que siempre se mantienen en condiciones óptimas de vuelo.
· Invite a los pasajeros a realizar la inspección prevuelo a su lado: enséñeles algunos puntos poco evidentes y muéstreles que se toma todo el asunto con calma y seriedad. Señale los puntos del avión que se pueden y no se pueden tocar y porqué. Señale especialmente la hélice como una parte del avión que hay que evitar siempre, esté en marcha o no.
· Si le preguntan por el riesgo que tiene volar, dé cifras reales: es mucho más probable morir en un accidente de tráfico que en la aviación deportiva.
· Si nota que el pasajero realmente no está muy convencido, no insista. Asegúrele que prefiere que vuele otro día antes que ver como pasa un mal rato hoy. Aquí se viene a disfrutar.
2) Información para los pasajeros antes del vuelo
· Deje perfectamente claro al pasajero que necesita su atención para contarle una serie de aspectos de seguridad.
· Empiece por explicar qué pueden y qué no pueden tocar, y dónde poner sus manos y pies en vuelo. Indique que necesita que los mandos de vuelo estén libres en todo su recorrido, y cuando haga la prueba de mandos explique que se trata de una “zona de exclusión” para ellos.
· Explique que en ciertos momentos del vuelo Vd. debe concentrar toda su atención en el avión: del despegue hasta establecer el ascenso, y del inicio del circuito aterrizaje hasta que se pare el avión. En estos momentos, sólo deben hablar si Vd. se dirije a ellos o si sucede alguna emergencia.
· El vuelo deportivo normal es visual: Vd es responsable de detectar otros aviones en el aire, pero la ayuda del pasajero es bienvenida. Explique que sólo hay peligro de colisión si el otro avión parece no moverse de su posición relativa y se agranda. El pasajero debe avisar y señalar con todo el brazo dónde está.
· Proporcione unas nociones básicas al pasajero del funcionamiento de los instrumentos. Esto hará que comprendan mejor y disfruten más el vuelo. Pero limítese a lo esencial: no es necesaria más que una explicación muy sencilla.
· Deje para el final la información sobre qué hacer en el caso de una emergencia: de esta manera permanecerá más fresca y reciente en sus memorias. Es imprescindible que esta parte sea explícita, clara y corta. Los puntos fundamentales son:
· Asegúrese de que comprenden cómo salir del avión: explique cómo se abren y cierran las puertas o cabinas del avión, y cuáles son los sistemas de apertura de emergencia. Muestre cómo se atan y desatan los cinturones de seguridad. Practique si es necesario.
· Si hay que hacer un aterrizaje forzoso, deben apretar sus cinturones tanto como sea posible y protegerse la cara.
· Si se usa paracaídas, explique antes de entrar en el avión cómo se pone y qué hacer en caso de emergencia.
· En cualquier caso siempre hay que mantener la calma y no ser presa del pánico, esto aumentará sus posibilidades.
3) El vuelo
· Explique con antelación lo que va a hacer. Un cambio en la actitud del avión (iniciar un viraje descendente…), ruidos inesperados (sacar los flaps…) o disminución del ruido del motor (cortar gases para perder altura…) pueden resultar muy preocupantes para los pasajeros. Si realmente quiere asustar a un pasajero pruebe lo siguiente: Cuando estén mirando fuera, corte los gases musitando a continuación “Dios mío”.
· Las maniobras en vuelo deben ser suaves y tranquilas. Es preferible (comentándolo antes) hacer virajes de 1,2G y 30º de inclinación antes que mostrar lo magnífico piloto que es haciendo virajes a la vertical de 4G.
· Sólo haga maniobras acrobáticas si le dan permiso explícito para ello, si se han tratado previamente los aspectos de seguridad (paracaídas…), y si está preparado y tiene experiencia para hacerlas. Empiece por una sencilla y no continúe si el pasajero expresa su malestar.
· Respete el entorno y comuníqueselo a su pasajero: “no se puede hacer una pasada por el chalet de tus padres, es peligroso y por otra parte se molesta a la gente con el ruido del avión”, o “no vamos a volar por encima de ese monte, porque es un espacio natural protegido”.
· Si el pasajero se marea, intente distraerle captando su atención sobre el exterior o dejándoles volar el avión. Si no mejoran, mantenga su vuelo tan suave como sea posible y regrese al aeródromo enseguida. En último caso, tenga preparadas bolsas de mareo y tenga prevista la ventilación.
· Es perfectamente legal dejar que un pasajero pilote el avión. Esto además supondrá para mucha gente una experiencia muy atractiva. Muéstreles qué hacen los mandos y déjeles volar siempre estando muy atento: Vd. es el piloto al mando.
Hágalo correctamente y tras terminar el vuelo el pasajero como mínimo tendrá una opinión positiva de la aviación deportiva. En algunos (pocos) casos puede que cambie su vida para siempre y decida comenzar a practicar el vuelo. Pero si lo hace mal, puede que aumente su miedo y gane un enemigo para la aviación.
Juan Pablo Alonso