El 21 de agosto de 2012 tuvimos una meteo excepcional en el Pirineo. No recuerdo un día semejante en ninguno de los aeródromos que conocemos. Casi diez horas aprovechables con techos altísimos, calculo que estuvimos más de la mitad de ese tiempo por encima de los 4.000 y llegamos a ver los 4.800.
No había apenas viento, no hubo en ningún momento el más mínimo rastro de tormentas y además, esas condiciones se mantuvieron en un espacio geográfico que iba “casi” de mar a mar (siendo realistas quizás habría que quitar 65 Km por cada lado, justo la zona en la que nos movimos). Valga todo esto para decir que el mérito de lo que viene a continuación se debe en gran medida a estas condiciones tan excepcionales.
Bueno, pues pese a todo eso nos hundimos. Si, tras un remolque con unos varios espectaculares y soltarnos a la altura más que normal, caímos como una lavadora antes de centrifugar. Todavía no soy capaz de entender que es lo que pasó, en el segundo escalón veíamos gente subiendo mientras nosotros nos hundíamos en las Angustias metro tras metro. Supongo que la explicación es una capa de inversión que si que parecía bastante marcada, quizás tuvimos mala suerte, quizás pillamos un momento en el que la atmósfera estaba “cargando”, o quizás es que teníamos un momento bastante negado, no lo se. El caso es que en media hora estábamos en el suelo y aunque bien es verdad que menos de un minuto después estábamos de nuevo detrás de la Robin, este contratiempo nos hizo perder no menos de media hora. Afortunadamente, cuando nos dieron la vuelta al avión ya teníamos a la Robin haciendo backtrack por la pista. Faltaban 15 minutos para las 13h.
Lo demás no deja de ser un relato más de esos que leemos por el web o nos contamos en las cenas y que no interesan más que al que lo cuenta, sea como sea es un vuelo que no olvidaremos.
Tras el segundo remolque nos volvió a costar enganchar la primera ascendencia, pero una vez encontrada, nos plantamos a más de 3.000 en Blancas en un momento. Si no subimos más es simplemente porque teníamos ganas de empezar a andar y contábamos con seguir subiendo más adelante, las nubes se veían ya considerablemente más altas. No nos equivocamos, no bajaríamos de esa altura en la mayor parte del vuelo.
La ida hacia el este fue fácil, pasábamos los picos sin ser conscientes de ello, siempre por encima de los 3.500, así que ni los veíamos: Telera, Tendeñera, Ordesa, Punta Suelza, Bachimala, Posets, Aneto, Aigues Tortes y Andorra donde hicimos los 4.200m a las 15h. En ese momento, con estas alturas y a estas horas se nos pasó por la cabeza que quizás sería el día de conquistar el Canigó o incluso llegar a los 750km.
A partir de ahí toda la Cerdanya manteniendo altura para llegar finalmente, ya bien metidos en la Cerdanya francesa, al altísimo aeródromo de la Llagonne (1.700m). Nosotros, a casi 3.000 metros por encima de él, estábamos también a unos 60km de Perpignan, pero no podíamos continuar hacia el Canigó porque el techo bajaba demasiado y ni siquiera nos permitía verlo. Ese pico es complicado de hacer así que seguirá siendo una asignatura pendiente. Nosotros pasamos al plan B, si suena la flauta nos hacemos los 750 y sino, teníamos el 500 con poco más que un planeo. Sabiendo de otras ocasiones que ir y volver hasta la Llagonne supone 500km, estaba claro que los 250 restantes podían salir de volver después hasta el Aneto desde algún punto al oeste de Jaca, …pongamos el Ori.
La Llagonne
La vuelta parecida. Por el mismo sitio, con la misma altura, siempre siguiendo la convergencia que teníamos sobre la frontera e incluso más al norte. Esta vez Ordesa ni lo vimos, siempre por encima de los 3.500 y de nube en nube pasamos desde la Munia al Vignemale, de ahí al Midi, mesa de los tres Reyes y ya sin nubes y perdiendo altura hasta el Ori con poco más de 2.500, el punto más occidental y más bajo del vuelo. Son las 18.15 y estamos otra vez a unos 65km de la playa, esta vez de la otra, la de Hendaya.
Era quizás ya demasiado tarde para intentar completar los 750km que pasaban por volver de nuevo al Aneto. Por la radio oíamos a otros que abandonaban a pesar de ir casi una hora por delante y más altos, pero bueno, visto que el ordenador nos decía que nos sobraban casi 1.500m para abandonar el local de Jaca decidimos poner rumbo este y ir tirando, había posibilidades y no se pueden desaprovechar estas oportunidades. En este tramo optamos por ir por el norte porque las laderas habituales estaban ya azules. Desde Telera pusimos rumbo directo a Panticosa y luego al Vignemale, siempre siguiendo las nubes que por ahí todavía abundaban. En el Garmo Negro recuperamos de nuevo los 3.500 y empezamos a mirar hacia la Munia, aunque esta vez optamos por alargar el recorrido pasando por la cara sur de Ordesa, más que nada porque la norte sigue dando yuyu y hoy ya lo habíamos hecho una vez. Tampoco es cuestión de quedarse tirado en “l’autre coté”.
Ahí era el momento de decidir. Es tarde, tenemos un salto azul hasta el Posets y el Aneto tiene nubes con ya muy poco desarrollo vertical. Nos saldremos del local de Jaca y el riesgo de quedarnos tirados en Castejón o Aínsa era claro. Decidimos intentarlo a pesar de todo asumiendo que a partir de ahora tendremos que contar con una manita de suerte.
El Posets y también la suerte respondieron a las expectativas. Su estupenda ladera oeste perfectamente soleada, un ligero viento de oeste y una nube nos ayudaron a pasar desde la altura de la cima hasta los 4.000, sería la última térmica en condiciones del día. Nos permitimos renunciar a los últimos metros para hacer rápidamente el Aneto y volver por el Perdiguero para evitar el sotavento de la cara este (ya muy en sombra) del Posets.
Aquella ascendencia tan buena del Posets fue definitiva. De no haberla pillado no se bien donde hubiésemos terminado, porque desde luego, llegar al Aneto ya estaba decidido y no había vuelta atrás. Son las 20h, estamos de nuevo en el Posets y a la altura de la cima, pero ya no se sube. Está claro que no vamos a encontrar más ascendencias, la suerte está echada y como mucho podemos contar con lo que nos quiera aguantar Ordesa. Con lo que tenemos habrá que hacer los 90km que nos faltan y llegar a casa. El panorama sería incierto, pero las luces del atardecer sobre el Pirineo con 3.000m y con el sol de cara son indescriptibles, pero sobre todo nos muestran una perspectiva que nos resultaba absolutamente desconocida: ¿es este nuestro Pirineo?
El panorama de la vuelta desde el Posets
Avanzamos que no es poco, ahora ya no nos queda otra, en el ordenador vamos trabajando y la vez desechando la posibilidad de terminar en Javierre, Broto o simplemente quedarnos tirados en algún punto de la canal de Berdún. Por la vía “normal” para las vueltas no perdemos demasiada altura: Punta Suelza, las Sucas, y la ladera de Ordesa. Pasamos el Perdido a 2.900m, pero la ladera no solamente nos aguanta sino que nos regala 200m más y terminamos en el Taillon con casi 3.100m. Está hecho.
Tendeñera ya no nos funciona, resulta que a estas horas el poco sol que queda le da en la cara norte, nunca la había visto así. Nos apartamos de las piedras y ponemos rumbo directo a Jaca donde llegamos con comodidad aunque sin ver nada por culpa de la inversión o lo que fuere, aterrizando a las 20.45, tras 7h 55 de vuelo y a solo 12 minutos del ocaso.
No fuimos los únicos en hacer un vuelo de características parecidas. JAB con el Duo no se atrevió a pasar del Posets de camino al Aneto pero luego terminó haciendo más kilómetros que nosotros tirando más al oeste de Santa Cilia a la vuelta. Javi Fernandez Velaz hizo 350 Km con el Pegase llegando hasta los Besiberris, Alfonso Pedrero hizo más de 600 Km con su Discus 2 y el Fati y Crespo llegaron a los 850 Km alejándose hacia Miranda de Ebro para terminar después con un último punto en Guara. Un día sencillamente impresionante, pero para un biplaza, por muy DG1000 que sea y sin motor, creo que está razonablemente bien.
A mí solo me queda agradecer la paciencia de JJ “el Canario”, que se había montado conmigo para otra cosa y terminó padeciendo un vuelo demasiado largo para él, en un estado nada fino (gástricamente hablando) y con un frio en los pies que casi le termina llevando al ambulatorio. A cambio, la botella de óxigeno se la terminó chupando el solito (terminamos racionándola) y yo me tenía que comer las esencias de las judías con chorizo que se cenó el día anterior cada vez que pasábamos de los 4.000m. Estaría muy malito, pero doy fe de que el estómago le seguía funcionando como un reloj.
Ahora vendrá la discusión de si es o no es un 750 Km. Desde luego no estaba prefijado (porque tampoco salimos con esta idea). Con tres puntos y tomando la salida en el lugar de la suelta, nos faltarían 6 Km para haberlo hecho bien, “de libro”, de haber sabido que las cuentas eran tan justas se hubiese podido hacer sin ningún problema, pero además el vuelo es en biplaza y eso ya sabemos que es incompatible con las insignias y diplomas FAI. Según el OLC en cambio dice que han sido 762 Km, a una media de 99 Km/h. Es lo de menos y tampoco podemos quejarnos para haber hecho las “matemáticas” sobre la marcha. Hasta donde yo se, es además el vuelo más largo de la historia del Nimbus.
Lo siguiente serán los 1.000, pero si partimos de la base de que días como estos salen cada treinta años, creo que habrá que armarse de paciencia y esperar un año que además coincida con las hogueras de San Juan, porque para eso si que necesitaremos las diez horas.
Justitos para el ocaso…